Hoy es un sábado calmo, soleado una mañana en donde la gente busca despreocuparse de los días tediosos de trabajo, sin obligación. Y acá estoy en otro lugar tan diferente del resto, en la frontera entre el pasado y el presente, lo que ya no esta y el hoy tan incierto.
En un banco de madera me encuentro, escribiendo sobre aquellos que algún día fueron, parecieran que nos miran detrás de esas rejas y de esos pilares que marcan la diferencia es como si eligieran a quien le tocara primero.
Están ahí algunos seres queridos, cómo será ese mundo?. Abuelas que llevan flores a algún hijo que por circunstancias de la vida se fueron antes. Criaturas que con sus caritas de desconsuelo no entienden él porque, hombres solos que le obsequian flores a algún amor que ya no los acompaña. Son miles que van y vienen, una ciudad aparte dentro de esta ciudad. Un pordiosero que con su mano estirada reclama una limosna que algunas almas piadosas ofrecen, los floristas asechando a viva vos como un mercado persa.
Yo mientras espero, queriendo haber encontrado a quien buscaba me perdí en ese suburbio de caras desencajadas y rostros perdidos, prestando atención a cada persona que visitaba sus afectos, gente que como una costumbre dominguera llevaba gaseosas y comida que extraño es todo. A mi derecha alguien que se saca fotos frente a la entrada como una postal.
Estoy acá siendo testigo de emociones encontradas; donde las almas inciertas buscan un lugar; para encontrar refugio. Será? Como dice mi amiga Marcela que nuestra amiga que hoy no encontramos este en otra parte reencarnada en otro ser para completar sus vidas sea como sea te rendimos homenaje.. Te queremos Moni
